Las noches mágicas de UEFA Champions League nos tienen acostumbrados a series realmente vibrantes, y más allá de un final de película, siempre nos sorprende con una nueva historia, esas que se escriben en la cancha, pero que se relatan en las líneas con sabor a poesía.
Una noche perfecta se vivió en Anfield, quien había esperado ese momento por mucho tiempo, ante su gente, ante el líder de la Premier League y en la competencia que le habría dado trágicas noches, pero que hoy escribe una de gloria como en los viejos tiempos.
Los primeros minutos del encuentro fueron perfección para los locales; la presión y velocidad que mostraron fue suficiente para batir el fiel estilo de Pep Guardiola, el ‘tiqui-taca’, que es la mejor expresión del buen toque del balón. Manchester City mostró una cara diferente a su temporada, ese equipo imbatible y el gran fútbol que generaba, hoy no llegó, simplemente se vio rebasado ante un equipo que encontró esa magia para salir victorioso.
El primer tanto lo gritaría todo Liverpool, la sorpresa estaba llegando de los pies del mejor hombre de los ‘Reds’, el faraón Mohamed Salah marcaría el camino para una noche estruendosa y llena de pánico de la defensiva ‘Citizen’, que tras 10 minutos de juego ya se estaban abajo en el marcador. Cada minuto que transcurría parecía pesarle al equipo de Manchester, que nunca se sintió cómodo y no encontró respuesta ante el parado técnico de Klopp.
La locura era inminente en Anfield, el gran partido del Liverpool avecinaba una noche de esas con las que el aficionado sueña, como la pelota que se encontró Oxlade Chamberlain, quien sin pensarlo apuntó y disparó un riflazo imposible al guardameta, cual lance hizo ser más espectacular el sello de la pelota.
Así es señores, jamás tan evidente aquella frase que es himno de la institución “You Never Walk Alone” pues el triunfo era de todos los presentes y de aquellos que quedaron afuera, pero que estaban sintiendo y vibrando de emoción con el resultado. Y el final ya estaba escrito, el 3-0 estaba firmado, la asistencia de un hombre que la coloca con un guante en la frente de Mané, quien únicamente picó la pelota para levantar del asiento una vez más a sus aficionados, que ya estaban al borde de la locura.
Lo hace más emocionante el hecho de ser 30 minutos lo que necesito el Liverpool para estar cerca de volver a unas semifinales de Champions, es cierto, el City no será rival sencillo en el Etihad Stadium, donde en la actual temporada ya exhibieron a este Liverpool y que el próximo martes vendrá una guerra por ese boleto.
Una vez más la Champions emociona y nos pone la piel chinita, y no sólo cuando se escucha la música del himno antes de empezar el partido, sino por los momentos y partidos que suelen pasar a la historia.