La máxima justa del futbol, el Mundial está por comenzar y como cada cuatro años la esperanza renace en los aficionados de todo el mundo, no importa si eres español, uruguayo o japonés, todos llegan con la ilusión de ver a su selección campeona del mundo. Sin embargo, dicho privilegio parece estar reservado a sólo unos cuantos, una élite de países entre los cuales se han repartido la gloria de este deporte y que siguen (y muy probablemente seguirán) siendo favoritos.
Y es que si bien en fase de grupos se pueden llegar a dar ciertas “sorpresas”, para cuando llegamos a instancias de Cuartos de Final, las “cenicientas” se quedan en el camino y empiezan a quedar los mismos de siempre: Brasil, Alemania, Italia (que al menos en esta ocasión lo verá desde casa) y Argentina. Porque pareciera que en las Copas del mundo no importa cómo lleguen estas escuadras, sino cómo terminan.
Alemania se presenta en Rusia 2018 como el eterno favorito, una generación que ya alcanzó la gloria hace cuatro años y ahora va en busca del Bicampeonato, como siempre la fortaleza de los teutones no son las individualidades, sino su sólido juego de conjunto. Brasil, por su parte, va por su revancha, a los amazónicos aún les duele el recuerdo de hace cuatro años en donde quedaron tendidos por ese 7-1 propinado por Alemania. Hoy, Neymar y compañía van por reivindicación con un plantel que hace soñar en cosas importantes.
Si bien no llegan en su mejor momento, sería absurdo no considerar a Argentina como favorita para levantar la Copa teniendo a un hombre como Lionel Messi, quien va en busca de ese preciado título que tanto se le ha negado con su selección. Mientras que escuadras como España y Francia buscan su segunda estrella en tierras soviéticas con generaciones de enormes futbolistas cada una.
Quizás por ello los Mundiales ya bien podrían ser catalogados como “Sin lugar para los débiles“, pues difícilmente la mayoría de los equipos aspiran a ser verdaderos protagonistas, escuadras como las de Arabia Saudita, Japón, Túnez, Panamá, Australia e incluso y desafortunadamente, México. Porque nadie duda que tales combinados puedan llegar a tener una tarde gloriosa en donde se mezclen una dosis de inspiración, suerte y la mejor generación de su historia para lograr algo nunca antes visto, pero de eso a considerarlos a la par de los grandes de este deporte hay una gran diferencia.
Pero quizás lo acabado de mencionar es también lo más lindo de este deporte, pues aún sabiendo las pocas probabilidades que pueda tener tu selección de levantar la copa, la pasión se renueva y se mantiene cada cuatro años. Y aunque pareciera que la diferencia entre unas selecciones y otras es cada vez más grande dentro de la cancha, lo hermoso del futbol es que seguimos viendo aficionados de todas partes del mundo en las tribunas alentando hasta el último minuto. Porque al final, queda claro que nadie le puede decir que no se ilusione a un verdadero aficionado.