La historia de cómo Messi es un perro se convirtió en viral “es absolutamente internet”, dice a Verne Casciari. En junio de 2012 el actor, también argentino, Norberto Jansenson leyó a cámara el cuento en un plano fijo de once minutos que lleva medio millón de reproducciones. Al año siguiente, alguien mezcló ese audio con jugadas de Messi (otros 2,7 millones de visitas). Después llegaron un sinfín de versiones, copias y remixes en varios idiomas. La última resurrección, hace apenas dos meses, sucedió cuando el vídeo fue subido al Facebook, donde está a punto de alcanzar los 7,5 millones de reproducciones y ha sido compartido más de 200.000 veces.
Casciari, con una obra y una carrera caracterizada precisamente por el juego con la red, los lectores y la identidad, no puede estar más encantado con lo sucedido con su texto. “Me gusta esa cosa anónima, ver cómo se va borrando la autoría de las cosas. Me ha llegado recomendado por gente que no sabe que es mío”, explica.
¿Ha llegado al propio Messi el famoso cuento? Casciari cree que sí. Cuando el diario argentino La Nación republicó el texto original, cuenta, el padre y representante del futbolista llamó para quejarse. Evidentemente, sólo había leído el título.
Pero ¿qué hace que este cuento en concreto haya conectado con tantos millones de personas a lo largo de los años, y que reaparezca cíclicamente con cada hazaña de Messi? El autor lo atribuye a varios factores: se trata de un texto asequible para aquellos que no leen cuentos, establece conexiones entre dos temas sencillos y universales (el perro de la infancia, un jugador) y además, propone una hipótesis igualmente fácil y original, atractiva para los amantes del fútbol. Una suma de “conexiones que deben hacerle algo en la cabeza al lector, especialmente al varón”, resume.